Esta técnica es similar al LASIK, la diferencia fundamental es que no se realiza el colgajo o "tapita". Se aplica el laser directamente en la superficie corneal anterior como lo demuestra el siguiente gráfico.
Se indica esta técnica cuando por alguna razón técnica no se puede realizar un LASIK, por ejemplo cuando el espesor de la córnea es insuficiente o el paciente tiene los ojos muy hundidos o la córnea es muy curva, etc.
La recuperación visual es más lenta que en el LASIK, debido a que se debe esperar
la cicatrización de la capa superficial de la córnea (epitelio), aunque luego de la primera semana los resultados visuales son similares. También, por esta misma causa, es posible que el posoperatorio sea más doloroso.